domingo, 11 de junio de 2017

El Pilar, taoísta y binario

Si en el post anterior hablaba de los supuestos visitantes de Corea del Norte, ahora vamos con los del Sur. Cerca de aquel restaurante, ante El Pilar, podemos observar en las 8 cúpulas octogonales de la basílica cómo cada cara tiene un curioso ornamento formado por seis líneas de ladrillos. Aparece, en total, 64 veces y siempre son iguales. Muestran, de arriba abajo, estos trazos: continuo - discontinuo - continuo - discontinuo - continuo - discontinuo. Curiosamente, pero no casualmente, coinciden con un símbolo taoísta, uno de los llamados "hexagramas" del manual de adivinación I Ching.
Ahora, fijáos en la bandera  de Corea de Sur (la que seguramente debían haber puesto en el anuncio del restaurante). Alrededor del cículo bicolor del yin y el yang hay cuatro símbolos, también formados, cada uno, por tres trazos continuos y discontinuos. Reciben el nombre de "trigramas" o taeguks y representan a cielo, agua, fuego y tierra.
Si se coloca ahora el trigrama "cielo" sobre el trigrama "tierra" obtenemos el hexagrama del Pilar, llamado wei-chi. La simbología puede ser: la basílica como lugar donde la tierra se comunica con el cielo (pero se le atribuyen más significados...).
La pregunta que enseguida nos asalta es: ¿Cómo es posible que símbolos taoístas se repitan tantas veces en un templo cristiano tan importante?
Este hecho fue detectado y estudiado en profundidad por J. Manuel Chamorro (Ver: "Vestigios taoístas y herméticos en la Basílica del Pilar"). En palabras de Chamorro: "La sorprendente presencia de estos signos chinos en el Pilar, pudiera ser debida a la influencia del Abad del Císter Juan Caramuel y de la Orden Jesuítica, particularmente del P.J. Jacobo Kressa, catedrático de matemáticas del Colegio Imperial de Madrid, y que en el año 1696, a instancias del Conde de Perelada, desempeña la peritación de las obras de construcción de la Basílica". Los jesuitas habían intentado la evangelización de China y algunos de ellos defendieron, sin éxito al fin, una confluencia de ritos y simbologías religiosas entre Occidente y Oriente, tendencia llamada sincretismo. Eso explicaría la tan repetida presencia del hexagrama en El Pilar.

Pero hay más: un código de trazos continuos y discontinuos es en realidad un código binario. Ya lo advirtió Gottfried W. Leibnitz (1646-1716), filósofo, matemático y precursor conceptual de la informática. Si traducimos aquellos trazos como "continuo = 1" y "discontinuo = 0", el hexagrama del Pilar corresponde al número binario 101010; el cual, pasado a nuestro sistema decimal es el número 42. ¿Por qué se eligió ese número? Sobre las claves herméticas asignadas al 42 en la Bilblia, Chamorro hace una larga enumeración. Apuntamos dos de ellas: el texto bíblico dice que 42 son las generaciones desde Adán hasta Jesucristo y que 42 fueron las etapas del éxodo hebreo por el desierto. En el judaismo hay mucha numerología, que no debe confundirse con las matemáticas.
 
En definitiva, hay varios grupos que pueden sentirse identificados cuando observen las cúpulas del Pilar: informáticos, taoístas... y surcoreanos.

3 comentarios:

  1. Una entrada increíblemente interesante. Este espacio es el "Saber y ganar" de los blogs, pues reúne cultura y entretenimiento.
    ¡Enhorabuena por ello!

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  2. Interesante como siempre, pero no puedo dejar de recordar el péndulo de Foucault cuando monta y desmonta teorías sugerentes sobre la distancia desde su ventana al quiosco.

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  3. Gracias por tu comentario.
    Solo me he atrevido a citar coincidencias evidentes, datos históricos e interpretaciones plausibles. Desde luego no me abono a la numerología que, como he dicho no es ciencia.
    Es interesante lo que comentas de "El Péndulo de Foucault". En efecto, las obsesiones terminan por encontrar lo que buscan.
    Saludos.

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